COLOQUIO
SOBRE LA REFORMA PROTESTANTE
Lugar:
Centro Lavastida, Santiago de Cuba Fecha: 28 octubre 2016.
Ponente:
Idalberto Carbonell Ramírez
Disponemos de bastante información histórica,
cultural y religiosa, de la Reforma Protestante en el siglo XVI, de su
principal protagonista, Martin Lutero, y de todo el proceso que se iniciaba y que
llega a nuestro tiempo marcando diferencias, discrepancias, fundamentalismos,
odios y guerras. Siempre será útil y necesario revisar ese periodo de transformaciones
teológicas, litúrgicas y éticas. Ello motiva actividades de los cristianos y,
por supuesto, nos congrega en esta oportunidad. Sin embargo, mi propuesta no es
viajar al pasado, sino evaluar la situación actual de nuestras iglesias,
denominaciones, sectas y movimientos que levantan las banderas del
protestantismo marcando sus territorios con derecho de propiedad exclusiva. Todos
nosotros somos parte y espectadores de esta realidad donde las olas
espiritualistas han ido conformando un modelo muy diferente al protestantismo histórico original y al de
inmigración, especialmente en América Latina, con prevalencia de experiencias
milagrosas, cura de enfermedades, profecías y, por supuesto, de prosperidad
garantizada para los evangélicos, nuevos
fieles protestantes que obviamente proceden de los grupos sociales más pobres,
necesitados e inseguros, incluso de las iglesias madres. Una investigación
realizada entre 2013 y 2014 en 18 países de América Latina señala que el
crecimiento evangélico alcanzó en 2014 el 19% de la población frente a 69% de
católicos. Nos asombra conocer que en 1910 en Latinoamérica el 94% era católico
y sólo cerca del 1% evangélico. Ya en 1970 los evangélicos suben al 4% y los
católicos descienden a 92%. Es importante saber que el crecimiento de los
convertidos en este periodo se identifica en un 65% como pentecostal.
Existe un acercamiento histórico y sociológico
a estos temas y parecen prevalecer criterios sobre la explosión protestante
como una nueva Reforma que favorece la modernización de la civilización en
A.L., incorporación de formas culturales del Norte, etc., propiciadoras de
etapas de cambio y transición que dio oportunidades de expansión al formato
pentecostal. Es muy probable que nuestro futuro religioso sea pluralista y con
un catolicismo activo recolocado en la sociedad ahora, junto al protestantismo
más fuerte que antes, pero con una imagen repleta de escándalos, liderazgos
autoritarios, promesas incumplidas, incapacidad para realizar transformaciones
sociales, atado al llamado individual. Todo ello acompañado por un sector
considerable de religiones no cristianas y de personas sin religión.
El caso cubano no deja de tener contactos con
la realidad religiosa de A.L., pero por supuesto aporta elementos particulares.
El teólogo brasileño Leonardo Boff nos
advierte:
“Es
importante comprender que cada uno es diferente y tiene valor por sí mismo,
pero está siempre en relación con otros y sus modos de ser. De aquí que sea
importante relativizar todos los modos de ser; ninguno de ellos es absoluto
hasta el punto de invalidar los demás. Se impone también una actitud de respeto
y de acogida de la diferencia porque, por el simple hecho de estar ahí, goza
del derecho de existir y de coexistir.
Todo vale en la medida en que mantiene relación con los otros,
respetándolos en su diferencia y no perjudicándolos. Cada uno es portador de
verdad pero nadie puede tener el monopolio de ella, ni una religión, ni una
filosofía, ni un partido político, ni una ciencia. Todos, de alguna forma,
participan de la verdad, pero pueden crecer hacia una comprensión más plena de la
verdad, en la medida en que se relacionan.
Si la buscamos juntos, en el diálogo y en la relacionalidad recíproca,
entonces va desapareciendo mi verdad
para dar lugar a nuestra Verdad, comulgada por todos. La base del fundamentalismo es esa arrogancia
de que su modo de ser, su idea, su religión y su forma de gobierno es la mejor
y la única válida en el mundo”. (L. Boff)
Una espiritualidad incluyente y de servicio
es la que reclama y necesita la sociedad y esa es y será siempre nuestro
inevitable compromiso. Es la única capaz de levantar la humildad necesaria para
entendernos y avanzar juntos por el bien común.
En este caminar con Jesús en nuestra sociedad
deberíamos cuidar que las decisiones y acciones tomadas tengan su referencia en
una pastoral comunitaria de las propias iglesias, cuidando sus bases bíblicas,
roles proféticos e identidades; alertas ante ideologías pervertidas, la pérdida
de valores, el pietismo manipulador, los alardes de grandezas y riquezas.
Tenemos su ejemplo eterno. Seguimos sus huellas.
La incidencia que tienen actualmente en la
visión y misión de la iglesia cristiana y entonces intentar un análisis para
valorar los ajustes teóricos y prácticos necesarios para avanzar juntos en un
proceso de cambios, tendencias, necesidades, insuficiencias, tentaciones, para
finalmente podernos encontrar en el camino con Jesús.
El año pasado, en una actividad similar a
ésta, tocamos este reto decíamos y cito
que “La nueva reforma, la que nos toca a nosotros, es bien compleja, tanto como
lo es el mundo en que convivimos. La Reforma Cristiana para este siglo XXI debe
partir del Jesús que nunca nos ha abandonado y sin dejar de extender la mano a
nadie, sea creyente o no. Quizás el primer gesto de nuestra Reforma sea ese, no
negar, no condenar, abrirnos al diálogo de respeto y encontrar rutas de
encuentro en defensa de la vida y la creación de Dios. Es probable que podamos
caminar juntos con este objetivo de arranque, pero lo difícil será construir
nuevas ideas, proyectos y acuerdos prácticos y doctrinales que sean asimilables
por tantos grupos, denominaciones, sectas, otras expresiones religiosas que no
sean cristianas.”
Propuestas para un análisis grupal:
1- ¿Hay motivos para protestar de la manera
en que se orientan nuestras iglesias hoy? Mencione.
2- Comparta sus ideas sobre la manera de
hacerlo con respeto y carácter constructivo.
3- ¿En qué espacios pudiéramos actuar?
4- ¿Considera el factor ecuménico esencial,
importante, para avanzar?
5- ¿Cuál
iglesia cristiana será necesaria para honrar a Jesús?
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