lunes, 23 de octubre de 2017

Una mirada invisible ante la crisis



“Los científicos dicen que estamos hechos de átomos pero a mí un pajarito me dijo que estamos hechos de historias”.  Eduardo Galeano

Responder a las necesidades psicológicas de las personas afectadas por las crisis ha pasado a ser una preocupación primordial en la asistencia humanitaria internacional. La necesidad de aplicar este enfoque se sustenta en los resultados de investigaciones que demuestran que las personas más próximas a las catástrofes corren más riesgos de padecer trastornos físicos y psicológicos o alteraciones en su funcionamiento mental y adoptar comportamientos sociales inadecuados.
Las pérdidas de vidas y medios de sustento no son el único padecimiento que infligen los desastres naturales; se sabe que los problemas de salud mental causados por los eventos traumáticos son muy comunes. Estos traumas psicológicos no son tan evidentes como la destrucción física de hogares y comunidades; sin embargo, recuperarse de ellos muchas veces lleva más tiempo. Las víctimas de un desastre tienen necesidad de recobrar una calidad de vida física aceptable y también de sanar sus traumas emocionales. Para ello hay que prestar atención tanto al socorro tradicional como a las reacciones  psicológicas.
Los componentes claves de la asistencia psicológica a las víctimas son una interacción y una presencia constantes con la mira de reforzar los sentimientos de seguridad y esperanza. Este apoyo procura ayudar a la persona afectada a afianzar su capacidad personal para hacer frente a la crisis y reforzar el apoyo que prestan familiares y amigos. La meta es dotar de medios a las comunidades para que puedan asumir la responsabilidad de su propia atención y curación.
El apoyo psicológico está siendo cada vez más incorporado al socorro, la atención médica, el apoyo y los primeros   auxilios en todo el mundo; atiende a sentimientos y necesidades humanos básicos: choque, pérdida, duelo por la pérdida de seres queridos e impotencia. Sin embargo, es diferente del apoyo material porque el proceso de recuperación es    mucho más prolongado y menos visible. Sólo una decisión firme y a largo plazo garantizará que los aspectos psicosociales de la labor de socorro tengan una dimensión profesional y marquen una diferencia fundamental para las víctimas y las personas afectadas por los desastres.
El apoyo psicológico puede integrarse en toda la gama de actividades humanitarias, siendo un aspecto pertinente en la preparación para desastres, la intervención terapéutica, los primeros auxilios, la salud en situaciones de emergencia, así como en programas de desarrollo, por ejemplo proyectos de salud comunitaria, lucha contra el VIH/SIDA y bienestar  social. Teniendo en cuenta que:
- la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades (OMS, 1948) y es un derecho inalienable de todas las personas sin distinción de raza, credo, color, nacionalidad, sexo u origen;
- el apoyo psicológico puede adaptarse a las necesidades y características especiales de una situación y debería atender a las necesidades psicológicas y físicas de las personas involucradas, incluyendo los grupos de población, los voluntarios y los miembros del personal afectados, ayudándoles a aceptar la situación y a sobrellevarla;
- cuando se trata de velar por el bienestar psicológico de un grupo poblacional, la prestación de apoyo psicológico debería tener en cuenta cuestiones como el desarrollo de recursos humanos locales, el fortalecimiento de la capacidad, la mejora de la capacidad de resistencia, el trabajo en red, la labor de sensibilización y la coordinación con otros actores.
Los programas de apoyo psicológico tienen una importante meta a largo plazo: fortalecer la preparación de un país para responder a los problemas causados por el estrés si sobreviene otro desastre. De esta manera se tiene la certeza de incorporar un importante componente de desarrollo y fortalecimiento de la capacidad en el programa, reforzando así su    sostenibilidad en la filial o sección local.
El Centro Lavastida cuenta con un Grupo de Apoyo Psicosocial, conformado por 6 psicólogos, con experiencia de    formación y acción en situaciones de crisis y desastres, destinado a brindar atención individualizada y grupal, a personas afectadas por los eventos traumáticos. Este grupo ya ha tenido incidencia con resultados muy satisfactorios, en   comunidades de la provincia de Baracoa, y tenemos proyectadas acciones al interior de nuestra institución, con vistas a capacitar a promotores/as y sensibilizar a otros públicos para el afrontamiento efectivo de situaciones de crisis, hacia comunidades de la provincia Camagüey. 


MsC Maireyes Batlle Quintosa. Coordinadora Programa de Capacitación







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