lunes, 19 de febrero de 2018

¿Amas a tu prójimo…?



¨…el amor como el árbol, ha de pasar  de semilla, a arbolillo, a flor, y a fruto.
 Empiezan las relaciones en la tierra por donde debieran terminar….¨
(José Martí)
Es el segundo mes del año y se acerca el 14 de febrero, tradicionalmente reconocido como el Día de ¨San Valentín¨, aquel sacerdote que según cuenta la leyenda, casaba a los soldados en secreto. Eran tiempos de amor y de guerras. En la actualidad perduran las batallas y aunque resulta innecesario contraer nupcias en secreto, la fiesta por el Día del Amor y la Amistad ha adquirido nuevos matices. Mientras unos atribuyen a las adversidades de la vida cotidiana las causas de las fracturas de las hebras de la ternura, otros se atreven a afirmar lo desarropados que andan y desandan la amistad, el amor y otros valores. Lo cierto es que, algunas mediaciones comunicativas refuerzan las convocatorias para incrementar los consumos de productos culturales que tergiversan el contenido básico, la esencia de esta necesidad humana: amar y ser amados.
¿Amar o no amar al prójimo? ¿Y qué hago si ese prójimo es ¨… el cruel que me arranca el corazón con que vivo…? Algunos intentos de definir al Amor sólo consiguen diluirlo o vendernos representaciones sociales distantes de las individuales experiencias subjetivas. El amor difiere de lo que nos contaron en los cuentos infantiles: hemos despertado sin príncipes azules ni medias naranjas. Sus puntos en común con otras expresiones afectivas pueden generar confusiones con las emociones y las pasiones, dando al traste con apresuradas e infelices decisiones. De cara a la amistad, deviene en posible conflicto.
Amar al prójimo remite al amor propio, una construcción desfigurada frente a los eclipsados patrones -espejos de la belleza. Amar al prójimo supone disfrutar y vivir el servicio desde la emancipación. Amar al prójimo significa sellar con pensamientos, palabras, gestos, actitudes, las franjas donde se  fractura el quehacer personal.  Dulce Ma. Loynaz respondería: ¨… amar lo amable, no es amor… ¨ y  aunque Teresita Fernández nos invite a ¨…. poner amor en las cosas feas…¨ evidentemente cuesta y muchas veces no se consigue, amar  lo  ¨ áspero, lo rudo, lo desapacible, incluso lo evaluado como diferente ¨ . Apremia revisar las piedras, papeles y tijeras que usamos en nuestras relaciones interpersonales. He ahí una ruta crítica para dar puntadas claves con miradas género-sensibles a esta humanidad adolorida, conectada virtualmente con  las redes sociales mientras permanece enajenada de sus realidades inmediatas.
En vísperas de este 14 de febrero, el área de Juventudes se reunió en la calle Santo Tomás entre San Ricardo y Santa Isabel. No necesitamos ver para creer que el amor existe. Fuimos a ese encuentro de antiguas y recientes amistades para reflexionar en torno a  las concepciones de la amistad y  los actuales modelos de relación de pareja, en aras de  fortalecer actitudes y valores cristianos. Oramos para discernir y derribar las intenciones en nombre de las cuales se comercializa un sentimiento en detrimento del primer mandamiento. Oramos por la re-estructuración de los asimétricos trueques en nombre de un  pseudo-amor que sostiene alianzas fusionales-dependientes que rozan con la violencia al obturar la interdependencia. Oramos por la amistad, la  multiplicación de los noviazgos bendecidos, los matrimonios que renuevan sus votos. Apostamos por  celebrar este, y todos los días, el amor, ya sea desde el Cantar de los cantares o desde los fragmentos de este texto de Khalil Gibrán:
¨… Ámense el uno al otro, pero no hagan del amor una atadura, que sea más bien un mar movible entre la orilla de sus almas…. porque el roble no crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la sombra del roble y …. los pilares sostienen el templo aún estando separados… ¨



Lic. Idaliana Aleaga Antúnez ,  Colaboradora Área de Juventud



 

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